Habitualmente, la segunda hipoteca se solicita para afrontar necesidades financieras o, incluso, para adquirir una segunda vivienda. Sin embargo, como se ejecuta sobre una propiedad ya gravada, su valor de tasación es menor, la tasa de interés mayor y el plazo de devolución más breve.
A diferencia de una ampliación de hipoteca o de una rehipoteca, la segunda hipoteca complementaria implica nuevas condiciones crediticias establecidas por las entidades financieras de Colombia, pero que no modifican las obligaciones generadas en la primera tasación.
Por ello, ante una moratoria de pago que termine en una ejecución hipotecaria, el dinero será destinado a saldar el primer compromiso, por lo que la segunda hipoteca quedará intacta y la deuda aún deberá ser cancelada por el titular del crédito hipotecario.
Generalmente, los bancos ofrecen una financiación del 70 por ciento en la hipoteca inicial y en una segunda hipoteca se trata de alcanzar una extensión del 100% del valor del inmueble. Por ello, la tasación de una propiedad en una segunda etapa podrá alcanzar el 30 por ciento de su avalúo.
De todos modos, como los riesgos para las entidades financieras de Colombia son muy elevados, los requisitos para acceder a una segunda hipoteca son más altos. Además, se trata de una forma de financiamiento que no es muy difundida por los principales bancos que operan en el país.
Por otra parte, los agricultores de Colombia tienen garantizado por ley el acceso a una segunda hipoteca de su propiedad rural si han cumplido con el pago de la mitad del primer crédito. Así lo estableció la Cámara de Representantes a raíz de la crisis que atraviesa al sector.