A la hora de pensar en obtener financiamiento para la construcción, compra, refacción o terminación de una vivienda, local u oficina, muchos optan por un crédito hipotecario, que es una de las soluciones tradicionales dentro del mercado bancario.

A través de un crédito hipotecario una persona puede obtener el financiamiento que necesita para construir, adquirir, refaccionar o terminar una casa, dejando el inmueble como garantía del crédito. Sin embargo también existe otra opción, orientada a personas que cuentan con un capital inicial alto: los préstamos sin hipoteca.

¿Qué son los préstamos sin hipoteca?

Tal y como su nombre lo indica, los préstamos sin hipoteca son un tipo de crédito pensado para individuos que necesitan apoyo financiero para materializar el sueño de tener una vivienda, local, oficina o algún otro proyecto inmobiliario.

La diferencia esencial entre los préstamos sin hipoteca y los créditos hipotecarios tradicionales radica en el uso de la propiedad como garantía del servicio financiero prestado.

Lógicamente existen otras diferencias esenciales entre estos dos tipos de crédito para proyectos inmobiliarios: en primer lugar cabe destacar que los montos disponibles son considerablemente más bajos. Y en segundo lugar, estrechamente vinculado a esta característica, vale remarcar que el porcentaje de financiamiento es mucho menor, alcanzando en algunos casos el 30% del valor del proyecto.

Teniendo esto en cuenta, los préstamos sin hipoteca se presentan como una oportunidad especialmente dirigida a aquellas personas que cuentan con un capital inicial importante y sólo requieren un pequeño empujón financiero para concluir sus objetivos.

Por lo general los préstamos sin hipoteca se otorgan bajo la condición de que se constituya un contrato fiduciario para la administración de los recursos de las ventas que garantice la cancelación del préstamo.

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